Cómo usar la clarividencia para aumentar su éxito en los negocios y en la vida

Los negocios son un juego de números. Y, en su mayor parte, los empresarios saben leer los números y tomar decisiones empresariales con conocimiento de causa. Pero algunos números pueden ser llevados demasiado lejos o interpretados de forma errónea, a veces incluso por las personas más cercanas. Por ejemplo, ¿en qué número confiaría más que en el suyo propio? ¿Una que muestre la dirección de su empresa o una que prediga su desaparición? Un clarividente es alguien capaz de ver los números y las intenciones de otras personas con más claridad que los demás. Y un clarividente de éxito debe utilizar sus poderes para el bien, no para el mal. Incluso si crees que no puedes ver los números (ni los de nadie), podrías mejorar tu éxito empresarial con estos consejos:

Entienda sus propias limitaciones.

Muchos clarividentes tienen el don de ver los números que otros no pueden ver. Pero la verdad es que no todo el mundo tiene el don de ver los números de la misma manera que tú. Es una cuestión de sentido y de visión. Algunas personas están más dotadas que otras para ver patrones y enviar mensajes. Puede que no seas capaz de ver los números en el Plan de Negocio de otra persona o cómo hacer que ese plan funcione para tu negocio. Pero puedes ver si ellos ven los números de la misma manera que tú, y medir el éxito en función de su rendimiento bajo presión.

No tenga miedo de pedir opiniones.

Tanto si eres tú quien realiza la lectura como si eres tú a quien le leen, siempre debes intentar obtener una lectura de mente abierta y sin prejuicios de un clarividente cualificado. A algunas personas les cuesta dejar atrás el pasado y ver las cosas desde la perspectiva de otras personas. Si te cuesta mostrar tus cartas a los demás, podrías perjudicar tu propio éxito impidiendo que vean las tuyas.

No te centres primero en las malas noticias.

Está en la naturaleza humana gravitar primero hacia las noticias negativas, pero debes tratar de poner esa negatividad en el espejo retrovisor y ver los logros que están teniendo tus competidores tanto como te gustaría ver a ti. Debe centrarse en las noticias positivas del último mes, no en las negativas.

Diga a la gente lo que ve y siente.

Estar en el estado mental adecuado y ver los números correctos puede ayudar a un clarividente a ver más allá de las gafas tintadas de los demás y llegar a la raíz de los problemas. Si eres tú quien ve los números y la persona que realiza la lectura es la misma, se llama lectura de planos. Los planos son visualizaciones detalladas que permiten a un clarividente ver el panorama general, lo que está sucediendo en la vida de la persona a la que se le lee, y los pasos necesarios para llegar a donde quiere estar.

Investiga siempre antes de tomar una decisión.

Cuanta más información reúna, mejor preparado estará para tomar buenas decisiones y asumir riesgos calculados. Investiga siempre antes de tomar una decisión y conoce el motivo por el que estás tomando la decisión que estás tomando. Si te encuentras en una situación en la que no sabes lo suficiente sobre un determinado campo para tomar una decisión informada, busca más información.

Encuentra la raíz de los problemas antes de que se repitan.

Algunos problemas son inherentes a un determinado modelo de negocio o sector y no pueden evitarse. La ubicación de una empresa, su viabilidad y el nivel de competencia dentro de su nicho están determinados por elementos que no se pueden ver a simple vista. Pero algunos problemas son causados por malas decisiones o por señales erróneas de otros. Siempre debes investigar antes de tomar una decisión, pero si te encuentras en una situación en la que no sabes lo suficiente sobre un determinado campo para tomar una decisión informada, averigua cuáles son las causas de los problemas y resuélvelos antes de que se conviertan en un problema para tu empresa o tus clientes.

Conclusión

La principal conclusión de este artículo es que siempre hay que investigar antes de tomar una decisión empresarial y no hay que tener miedo de pedir opiniones.

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